La Tuna del Señor Alcalde

Algunas veces me he sentido muy poco ciudadana de mi lugar de nacimiento, porque nunca había podido disfrutar de las fiestas patronales como era debido, pero nunca tanto como en este año en el que nuestro alcalde con motivo del día de San Pedro Regalado ha organizado unas grandes fiestas a las que era prácticamente imposible ser ajeno.

Un montón de actos las avalaban, conciertos de tunas en las plaza mayor, bailes en el Campo Grande, tardes de toros al más puro estilo de los tiempos de Manolete...todo en nuestro honor. Se podría decir que no ha escatimado en recursos para el evento.

Pero hay un error de base y es que el dinero que el alcalde emplea para organizar esta macrofiesta, que a todas luces intenta tapar los serios problemas económicos por los que pasa la ciudad, procede en su mayoría de todos aquellos que no se pueden permitir disfrutar de tales fiestas.

Era muy poca la población que en la tarde de la víspera de la fiesta mayor se podía ver saliendo de los toros, por poner el primer ejemplo. La plaza estaba llena, pero es bien sabido que los toros, además de entretenidos (para algunos), son productivos, y es un más que buen momento para traer invitados y afianzar trapicheos.

De lo que quizás el alcalde no es consciente es de que, si promociona a sus propios músicos no cerrando la escuela de música de su propia ciudad, probablemente se ahorre un dinero no trayendo orquestas de fuera.

Es indiscutible que un pueblo entretenido es un pueblo agradecido, el problema es que cuando el pueblo piensa, al de arriba le tiembla el pulso, y siempre es mejor ignorar a aquellos que, con sus reivindicaciones, trataban de entorpecer el buen desarrollo de la actuación de la tuna.