jueves, 2 de agosto de 2012

Mis dos izquierdas

Muchas veces hablando con mis amigos hago la broma de decir, señalándome una mano y luego otra, que una es mi mano izquierda y la otra es "mi otra mano izquierda".

Cuando pienso en la manera que tenemos de ver la política en España no puedo evitar pensar que, probablemente, para que la izquierda pueda tomar fuerza en el panorama político, tiene que alejarse de esa fama de tender a pensar que la mejor manera de castigar a un mal gobernante es no votar.

Pienso que, de uno u otro modo, no aferrarse siempre a lo mismo es un signo de la capacidad que tiene el ser humano de reflexionar sobre las cosas, un ejemplo de ello es dejar de ser de un equipo de fútbol cuando las prácticas que lleva a cabo no son del todo justas y honradas, dejar de tener nuestro dinero en un banco que estafa a sus clientes o dejar de apoyar, en este caso, a un partido político cuando lo hace mal... . Es cierto, si lo hace mal, a mi tampoco me quedan ganas de votarlo.

Pero por desgracia y teniendo en cuenta cuál es el sistema electoral en nuestro país de hoy en día, el que una persona de pensamientos "izquierdistas", por ponerle un nombre, no vaya a votar, no supone un beneficio en favor del pueblo, sino en favor de aquel partido político o ideología cuyos seguidores son aférrimos, manque en ese partido político se pierdan las formas.

No quiero con esta entrada incitar al voto masivo a un partido en concreto, pero sí animar a aquellos indecisos a que, ya que queda tiempo para las próximas elecciones, tomen más partido, valga la redundancia, del panorama político, porque eso si, por mucho que alguien asevere que es apolítico, siempre tiende a simpatizar más con  uno de los lados de la balanza, y es importante, porque un país con una buena política es aquel país en el que la política la genera el pueblo.