Domingos de manifa

Hay quien en sus días libres de domingo aprovecha para ir a pasear al campo o por la ciudad, en definitiva, pasar un tiempo cerca de sus seres queridos. Otros nos vamos de manifestación con nuestros padres, puede que no estemos muy de acuerdo con lo que dicen aquellos señores de bigote que visten de rojo, pero se suele decir que en tiempos de guerra... la mejor solución no es la de quedarse en casa.
Todos tenemos derecho a expresarnos, y a los que nos manifestamos eso se nos da muy bien, enseguida inventamos rimas de protesta y las alzamos a los cielos para que se oigan hasta en el quinto infierno (véase la Moncloa en este caso).
Una de las cosas que define a la gente de mi ciudad es su capacidad para dar el cante, en un bonito día de manifa siempre se encuentran ejemplos de la más pura expresión de la libertad, una bandera española con un aguilucho en la calle Duque de la Victoria (http://twitpic.com/8uxplw), lo malo es, que cuando llamamos al dueño para enseñarle nuestros progresos no respondía, será que estaba en la manifestación, con nosotros, y no lo identificábamos.
Dentro de unos años, cuando sea viejecita y la lumbre sea mi más fiel aliada, me sentaré en un sofá de orejas y a mi alrededor habrá un montón de niños, algunos serán mis nietos y otros no, pero todos escucharán las historias que la abuelita del sofá de orejeras les contaba a cerca de sus paseos de domingo.